Tecnología Blockchain y educación: posibilidades y retos

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Si hubiera que definir con una palabra “blockchain” esa sería confianza. Su seguridad y fiabilidad la hacen propicia para cualquier ámbito, no sólo en el monetario. Uno de los sectores donde más proyección tiene esta tecnología es el formativo. Aplicar el blockchain en la educación es una tendencia que ya ha comenzado y que ofrece grandes posibilidades de cara al futuro.

El binomio blockchain y educación suscita tal curiosidad entre los agentes educativos que centró el Twitter chat organizado por el Máster en Tecnología Educativa y Competencias Digitales el miércoles 8 de enero de 2020 bajo el hashtag #educaenredes. Dicha actividad contó con la participación de Manuel Giménez, director de Innovación del Grupo Emergya, como experto.

Qué es el blockchain

El blockchain es una tecnología que está unida a dos conceptos clave: inmutabilidad y consenso:

  • La inmutabilidad garantiza la integridad de los registros de datos y transacciones. Los nodos de las cadena de bloques se sincronizan y si algún dato es alterado se detecta.

  • Por su parte, los algoritmos de consenso se encargan de asegurar que las reglas del sistema están siendo respetadas y que las partes involucradas están de acuerdo.

Según Manuel Giménez, “el blockchain supone crear un ecosistema TIC compartido en el que todos los intervinientes confían unos en otros gracias a una serie de normas también compartidas”. Por ello, por encima de esta tecnología es necesario crear estándares y también una normativa que dé base legal a todos los desarrollos y aplicaciones que surjan en torno al blockchain.

En efecto, el éxito de la implantación del blockchain dependerá en gran parte de la implicación de las administraciones, de las leyes y regulación que generen para sostener esta tecnología. 

Blockchain y educación: algunos ejemplos

Entre las utilidades que se barajan hoy en día para el ámbito educativo encontramos, sobre todo, las relacionadas con las certificaciones y titulacionesAplicar la tecnología blockchain en estos procesos permitiría:

  • Eliminación del papel

  • Emisión y validación automatizada

  • Identidad soberana y control de tus títulos

  • Facilidad en los pagos

La principal ventaja del ecosistema que genera el blockchain –con sus bases de datos distribuidas– permite que los propios emisores validen sus certificaciones sin que el usuario pierda el control de sus datos. 

En efecto, con esta tecnología el usuario tendría “identidad soberana” de manera que posee pleno control sobre sus título (datos) los cuales permanecerían en su wallet –si bien este control vendría regulado por normativa y estándares–. Las interacciones con cada emisor o validador serían registros (identificadores) en la cadena de bloques

No obstante, las posibilidades de esta tecnología van mucho más allá de la verificación de títulos y de evitar el fraude. Al ser la emisión del título totalmente digital, podría contener atributos añadidos, como valoración de aptitudes y habilidades, así como otro tipo de información académica adicional.

Por otro lado, con el consentimiento de la persona titulada, su CV podría ser utilizado en procesos de selección inteligentes, gracias a las smart apps y el smart contract. Las empresas podrían conectar sus ERPs al sistema para comprobar las validaciones de las instituciones que han emitido dichos títulos. Es decir, no haría falta intermediarios y la comprobación sería prácticamente inmediata.

La automatización de procesos supondría también un ahorro de costes: no sólo en papel (uso, gestión, custodia…), sino también en tiempo: validaciones, solicitud de documentos, envío, lectura de títulos, etc. 

De igual forma, en relación a los pagos se podría crear una “moneda universitaria” que permitiera sufragar títulos y tasas. Sin embargo, como asegura Manuel Giménez, director de Innovación de Emergya, “esta no es la aplicación más inmediata de la tecnología blockchain en el ámbito de la educación”.

El profesorado y el aula ante el blockchain

La aplicación de la tecnología blockchain en educación no implicaría una formación específica del profesorado, de igual forma que no es necesario saber programar para usar internet. El blockchain se usaría más como una herramienta TIC para desarrollar aplicaciones, si bien sería conveniente que los docentes poseyeran conocimientos básicos y manejaran los conceptos relacionados.

Puesto que es una tecnología dirigida a automatizar y generar confianza dentro de entornos TIC es aplicable a cualquier etapa educativa. No obstante, en un primer momento, el aula quedaría exenta de la aplicación del blockchain. Es decir, esta tecnología sería más bien un sistema de soporte para, por ejemplo, gestionar de forma automatizada las certificaciones y exámenes, la propiedad intelectual e, incluso, actividades de gamificación.

De cualquier modo, para todo ello es imprescindible la implicación de las administraciones, puesto que esta tecnología precisa de una regulación y leyes que la sostenga. Además, también requiere de “interoperatividad”, es decir, que los distintos sistemas puedan compartir información.

Hacia esta línea se encamina el proyecto CertIDchain cuyo objetivo es que la digitalización llegue al mundo de las certificaciones académicas para hacerlas más seguras y fiables. En palabras de Giménez, “nuestra intención es desarrollar un prototipo al que se sumen Institutos, Universidades, Escuelas de Negocio y Empresas, para poder hacer un seguimiento de todo el itinerario formativo”.

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